domingo, 29 de abril de 2012

Otra de las mías

Me caí de culo
en un bidón de cal viva
que habían dejado
en el patio del colegio
para encalar las paredes.
No sólo me sentí culpable
sino que me tomaron por tonto
y no se apiadaron de mí
hasta que comprobaron
que tenía el culo rojo
como un tomate reventón.
De camino a casa
aún temía que mi madre
me diera unos buenos azotes
por volver a hacer
otra de las mías.

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